El autor principal del estudio, Jon Parrett, señaló que "este es el primer estudio que analiza cómo la selección sexual afecta a la habilidad de una población animal para responder a los incrementos graduales de temperatura".
La explicación reside en que "los machos que mejor se adaptaban al nuevo entorno tenían más posibilidades de aparearse y esos 'padres de éxito' transmitían su 'buenos genes' a la descendencia, ayudando a la supervivencia en el nuevo ambiente", explica el comunicado.
El experimento se hizo con varias poblaciones de polillas Plodia interpunctella en la que se estableció un ratio diferente de sexos. Tres machos por hembra (fuerte competencia) o un macho por cada tres hembras (competencia débil) y se hizo subir la temperatura en dos grados cada dos generaciones.
A medida que la temperatura aumentó por encima del rango normal para esos animales, las hembras empezaron a poner menos huevos y se redujo el índice de supervivencia de la descendencia.
Un experimento que podría aplicarse a otras especies El doctor Rob Knell, coautor del estudio, señaló que aunque el experimento se hizo en laboratorio "es posible que sus conclusiones puedan aplicarse a muchas especies de animales". La intensa competencia por las parejas es una característica de muchos animales, desde los ciervos a los pavos reales o los machos del ave del paraíso o de grillos.
"Utilizamos un sistema de laboratorio para esta investigación, pero es probable que nuestras conclusiones sean aplicables a muchas especies animales. La intensa competencia por las parejas es una característica de muchos animales bien conocidos: los ciervos en celo, los pavos reales, los machos pájaros del paraíso y los grillos machos que cantan están tratando de ganar el juego de apareamiento".
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